COLLABORATIVE PUBLISHING

¿DE QUÉ ESTA HECHO FACEBOOK O TWITTER? ¿DE QUÉ ESTÁ HECHA WIKIPEDIA O WORDPRESS? 

La respuesta difícil es que todos esos proyectos, y tantos otros, están hechos de un esfuerzo coordinado y voluntario de participación, una ‘plusvalía’ o excedente (cognitive surplus) cognitivo”, donde la voluntariedad y la coordinación son los elementos que componen ese nuevo quamtum de información y de conocimiento compartido. La Collaborative Publishing.

Frente a un modelo de comunicación de transmisión de arriba hacia abajo, se abre paso un nuevo ritual comunicativo donde los participantes crean y recrean experiencias compartidas, por medio de una conversación no lineal, para mantener una comunidad en el tiempo. Así permanecen y se reproducen las comunidades virtuales, que han encontrado en las redes sociales el locus, el soli -y a través de las relaciones con amigos, fans y seguidores, el sanguinis-, sobre el que asentarse.

La irrupción del periodismo ciudadano en este escenario nos ofrece un panorama marcado por la participación activa de una ciudadanía que aún está descubriendo el poder que supone la apropiación y la compartición de los medios de producción. Incluso la “hiper fragmentación del contenido” –esgrimida muchas veces para demonizar la falta de rigor de los contenidos generados o distribuidos en las redes sociales-, el hipersalto de unos contenido a otros, la remezcla de medios y de géneros narrativos en un mash up sin precedentes, el maridaje entre información y opinión, recuerdan demasiado a los flujos conversacionales entre individuos y a los storytellings que se producen en el curso dialógico de los encuentros y las interacciones cara a cara.

La tendencia, todavía cualitativa pero cada vez más cuantitativamente justificada, es la consolidación de los medios sociales como entornos para la relación pero también para la comunicación y la transmisión de información de actualidad, en un proceso de verdadera innovación social donde se utiliza aquélla para intervenir y cambiar la vida social, comunitaria y política. La dimensión útil y ‘gratuita’ de la información se convierte en las redes sociales en indispensable para mantener a los ciudadanos interesados en ella. Si como apunta Fumero (2007), en la web el link es el mecanismo básico, en una red es la capacidad para conectar la que resulta más relevante: la capacidad de conectar personas, información, ideas y proyectos.

El periodismo ha dejado de ser coto cerrado de los periodistas y no tiene sentido negarlo, ni defenderse de lo que parece un proceso irreversible donde ahora las audiencias están colaborando entre sí. El periodismo ciudadano o 3.0 es un fenómeno que se produce entre iguales y de la base hacia arriba, y en el cual no existe ninguna supervisión o flujo jerárquico tal como se da en el trabajo periodístico formal de una redacción al uso. Es el resultado de muchas conversaciones simultáneas y distribuidas que pueden crecer o por el contrario atrofiarse orgánica y rápidamente en la gran red nodular y social de la web: este nuevo espacio de comunicación donde los ciudadanos se revuelven contra la comunicación de masas y su capacidad de reducir la agenda pública –la agenda que debiera ser ciudadana- a lo que perciben como una agenda institucional, dominada por los poderes públicos, por las grandes corporaciones y por las instituciones económicas.

Y este periodismo ciudadano, conversacional, comunitario y en algunos casos activista puede ser analizado y estudiado a partir de la redefinición de las teorías de la comunicación, pero es sobre todo una forma de socialización basada en el intercambio dentro de una comunidad, basado a su vez en las relaciones de confianza y credibilidad que se establecen dentro del grupo que interacciona en la red; y si partimos de esta premisa, las teorías fenomenológicas del interaccionismo simbólico y las metodologías cualitativas de base en los estudios de etnografía virtual deben ser muy tenidos en cuenta a la hora de analizar un fenómeno que muchos califican de verdadero nuevo medio.