¿ES PERIODISMO EL PERIODISMO CIUDADANO? LIPPMAN CONTRA DEWEY

¿ES PERIODISMO EL PERIODISMO CIUDADANO? LIPPMAN CONTRA DEWEY

Journalism by the People, for the People.

MBDCIKA EC019

Establecer el origen del periodismo ciudadano digital supone retroceder ligeramente en el tiempo hasta que aparece en el panorama de la comunicación en línea el movimiento Indymedia que pone en marcha su primer proyecto a finales de noviembre de 1999. Su objetivo era informar sobre las protestas contra la reunión de la Organización Mundial de Comercio que se celebró en Seattle, EEUU. y actuar como un medio de comunicación alternativo informando de todo lo que estaba sucediendo al margen de lo que publicaban los grandes rotativos y emitían los canales nacionales de televisión.

Pero el periodismo ciudadano encuentra sus raíces teóricas y conceptuales mucho antes, en el viejo y clásico enfrentamiento entre John Dewey, que abogaba  por el civic journalism y Walter Lippmann que defendía una objetividad y realismo informativo que supuestamente sólo era posible por medio de la verificación continua, tarea ésta que depositaba en la prensa y en los periodistas, responsables de ejercer como buscadores y relatores de hechos verificables y por tanto probados.

La polémica de muchos años entre Dewey (1916) y Lippman (1922) desembocaría en el periodismo cívico  o ciudadano, que entiende el periodismo como un arte democrático. La idea –para Varela (2005) y en una aproximación poética que viene muy al caso- “se hunde en los versos de Democratic Vistas, la elegía política de Walt Whitman y en lo más hondo del pensamiento de los Padres Fundadores de la independencia norteamericana, especialmente Tom Paine, cuya obra Common sense se cita a menudo por los defensores de los medios sociales como el gran precedente histórico”. De hecho Gillmor (2006) titula “De Tom Paine a los blogs y más allá” el primer capítulo de su libro We the Media: Grassroots Journalism by the People, for the People.

Si para Lippmann una opinión pública efectiva existe cuando las mentes individuales que forman el público poseen una correcta representación del mundo, para Dewey la opinión pública no se forma cuando los individuos poseen una correcta representación del entorno, aun cuando esa precisa representación fuera posible, que no lo es. Se forma sólo en la discusión y cuando esa discusión se hace potencialmente activa en la vida comunitaria. Según Lippmann, la clave estaba en la verificación de los hechos y por eso el periodismo no debía ser practicado por “testigos accidentales no entrenados”, mientras Dewey creía firmemente que la verdad es imposible sin un acuerdo entre los miembros de una comunidad que buscan soluciones prácticas en su visión de la realidad. Dewey se convertiría así no sólo en el representante teórico de una concepción de la verdad que afecta radicalmente a la información periodística sino en el padre conceptual del actual ciberperiodismo ciudadano que ya no acepta como verdades indiscutibles las noticias que emanan de la prensa tradicional.

“La función de las noticias es resaltar un acontecimiento, la función de la verdad es traer a la luz los hechos ocultos, situarlos en relación con otros y construir una imagen de la realidad para que cada individuo pueda actuar”, distingue entre noticias y verdad James W. Carey (1989). (CAREY, J. Communication as Culture, Routledge, Boston, 1989.), citado por Varela (2005) Esta idea sirve de base e identifica muchos de los principios que abundan en la función democrática que debería guiar el periodismo y que se han plasmado muchas veces en los códigos deontológicos de la profesión que se estudian en las facultades de periodismo: la primera obligación del periodista es con la verdad; su lealtad es con los ciudadanos; los periodistas deben mantener la independencia de aquéllos sobre los que informan; y deben servir como freno al poder. Estos principios que a menudo brillan por su ausencia en la prensa de nuestro siglo XXI, agravan la crisis de credibilidad de los medios y dan alas al periodismo ciudadano. Para cada vez más gente los medios tradicionales -y también muchos medios nativos digitales-, incluidos los periodistas, ya no son los vigilantes de la vida pública que deben denunciar los desmanes de la administración o de las instituciones financieras, sino meros transmisores de ‘la voz de su amo’ y de estereotipos políticos, económicos, culturales y sociales.

Pero volviendo al siglo XXI, el periodismo 2.0, y luego el 3.0 que comienza a tomar forma a través del fenómeno blog y se está consolidando cada vez más en las redes sociales, tiene su origen en las herramientas de generación de contenido basadas en el free software, que son el pavimento principal en el camino hacia la consolidación del periodismo ciudadano. Según la Free Software Foundation  “el software libre promueve la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, estudiar y modificar el software y distribuirlo”, y con esta libertad de ejecutar, copiar y modificar, con la  consolidación del activismo digital, del movimiento Indymedia, con las herramientas y conexiones adecuadas, con la expansión de los blogs –mientras los medios de comunicación parecen estar ‘demasiado cercanos a los gobiernos’-, en el año 2000 y en Corea del Sur, Oh Yeon-ho  fundará OhmyNews, el primer medio considerado como ciudadano, con el lema “Cada ciudadano es un reportero”.

En 2004 Tim O’Reilly acuña el término Web 2.0 para referirse al desarrollo de una segunda generación de tecnología web basada en comunidades que fomentan el intercambio de información entre usuarios. Pero no debemos olvidar que la Web 2.0 y la 3.0 no son las herramientas, sino las personas que las utilizan. La democratización de estas herramientas digitales, el abaratamiento de la tecnología a través del software libre, han permitido a los ciudadanos crear su propio contenido e informarse entre ellos, sin necesidad de la financiación o el respaldo de una gran empresa mediática.

En España, además de ver aparecer embriones de participación más o menos tímidos en las cabeceras tradicionales hemos visto nacer y sucumbir algunas iniciativas que parecían apostar por la integración de muchos elementos del periodismo ciudadano y de las tecnologías y herramientas propias de la Web 2.0. Con el lema “cualquiera puede ser periodista” y la financiación de la entidad bancaria BBVA, aparecía en 2006 el portal Soitu, y en 2009 lainformacion.com nacía con la intención de  -en palabras de su fundador Mario Tascón, anteriormente director general de prisa.com-, “hacer un medio abierto a todos donde, con el tiempo, el usuario sea el verdadero protagonista”, y lo definía como “un hipermedio y un monitor semántico de información en tiempo real”.

 

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